miércoles, 6 de marzo de 2013

A RONDA


Fin de semana de un puente complicado climatológicamente. Pasamos por agua, sol, nieve, viento frío y calor. Salimos de Sevilla el jueves, y disfrutando del paisaje sin prisas y unas vueltas por despiste por el casco antiguo de Ronda, finalmente llegamos al hotel. Nos quedamos en el Catalonia Reina Victoria, muy correcto , cómodo y amplio; fabulosas vistas y, por su situación, muy conveniente para desplazamientos tanto en coche como a pie.
Por no liarme las notas de catas las daré por entradas separadas.
Como era hora de la comida (las 3 pasadas) decidimos probar el restaurante del hotel. Menú fijo muy digno y variedad a escoger a la carta, también una buena carta de vinos a precios muy justos.

Pedimos un Descalzos Viejos (crianza) 2006 como preparatoria a la visita que tendríamos con Vicente Inat el viernes. El vino estaba re-bueno y la comida muy bien. Luego, paseo turístico disfrutando del paisaje con parada en una abacería para tener algo en caso de hambre, sed o capricho. Nos surtimos de 3 vinos: un chardonnay blanco Cloe 2011 de Chinchilla, bodegas Doña Felisa, Pinot Noir 2011 de Los Aguilares y el  A Pasos, un coupage tinto (aún sin probar).



  El viernes comenzamos temprano, desayuno en el hotel muy correcto y camino a la CASA de Friedrich Schatz, 

Conocimos a su Padre, Esposa e Hija. Nótese, que no he dicho bodega sino casa


Para la visita coincidimos con Joan Gomez Pallares del blog devinis

Comenzamos la visita primero por el jardín,  que Federico describe, como el alma de su labor, con principios biodinámicos, parece el centro de control para sus viñas plantadas alrededor. Todos los procesos vitivinícolas están fundamentados en principios ecológicos y podemos ver un campo muy agradecido; para principios de marzo, tras una nevada la noche anterior, los campos radian alegría con un manto vegetal protector verde y plantas aromáticas florecidas en cada cabeza de espaldera.

Una vez que recorrimos el campo, y vimos las 3 hectáreas que
 tiene sembradas Federico, visitamos sus instalaciones y conocimos sus herramientas de trabajo. La bodega la trabajan en familia y de equipamiento está lo necesario, muchas labores manuales desde vendimia y despalillado manual, prensa vertical manual, cubas de fermentación dimensionadas a proporción del viñedo, uso de levaduras autóctonas con preparación de pie de cuba personal, todo cuidado al detalle. Impresionante sala de guarda, hecha de una estructura isotérmica y jaulas multiposicionales, detalle de corchos de alta calidad con fecha de la añada para su embotellado. Luego fuimos al plato fuerte, probamos diferentes caldos en fases, tanto de los depósitos de acero como de las mimadas y diversas barricas de Federico y del producto embotellado final.
Pudimos hacer unas comparaciones y apreciaciones verticales- horizontales del potencial futuro y de los productos actuales. Todo un lujo.



Hay que decir que hay tesoros por venir. De las catas de acero de caldos jóvenes hay maravillas con una potente y grata astringencia que garantizará su evolución y guarda. De las barricas, otra clase magistral por parte de Federico, sobre la diferencia de maderas y la influencia en su producto. Nos surtimos de provisiones en bodega pasadas más de tres horas que parecieron un rato, nos despedimos y continuamos nuestra ruta hacia Descalzos Viejos. 



Aquí nos encontramos con Vicente Inat, con quien ya habíamos hablado y avisado de un posible retraso en la visita, afortunadamente conoce a Federico muy bien. El enclave de la bodega es de cuento, en la capilla de un antiguo monasterio que está situado de forma estratégica controlando los viñedos sembrados en un valle terraceado a los pies de la montaña donde se ubica la bodega. 

Este es Vicente a la entrada de la bodega


En época de vendimia la entrada se adapta con unas mesas de selección y de despalillo, luego la uva va cayendo por gravedad a una tolva que la dirige a una prensa, la cual irá a los depósitos para fermentación y maceración continuando el proceso. Al fondo de la capilla están las barricas. El embotellado y guarda se hace en otro nivel.
 Con Vicente tuvimos la oportunidad de probar varios caldos en diferentes fases, así como algún experimento del cual hago notar una garnacha estupenda de esta cosecha. Comentamos los vinos en depósito: el joven, que saldrá entre 18 y 24 meses con un balance de ácido y tanino estupendo; el coupage, destinado a crianza, estaba balanceado y apetecible, de esos vinos que se dejarán tomar. Luego pasamos a catar 3 de los 4 vinos que se comercializan: un joven (2010, syrah, merlot, garnacha) y un crianza (2007, cabernet sauvignon, merlot y syrah), luego un tinto dulce (por botrytis) de garnacha exquisito, embotellado en 375 ml., realmente una joya. Tuvimos un  corto encuentro con Paco Retamero, suficiente para felicitarlo. De aquí, gentilmente Vicente nos consiguió que nos recibieran en el Restaurante Pedro Romero, donde fuimos atendidos de lujo, luego un paseo digestivo y compra de un chaquetón para mi madre; en el hotel, aperitivo y noche de ejercicio en el spa. El paseo matutino del día siguiente, enérgico con diferentes paradas turísticas, algunas sin valorde mención, luego comida en el restaurante Las Caballerizas, comida local muy decente y a buen precio acompañada de otro caldo local,


Lagarejo 2007 de bodegas Viloria, tempranillo, cabernet sauvignon, syra, merlot, petit verdot, 12 meses en barrica. Muy correcto y agradable.

Así acabamos nuestra visita, vuelta el domingo con el maletero lleno de vinos que ya iré comentando.





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